Toda novedad no es sino un olvido.


El soñador, si tuviéramos que hacer de él una caracterización detallada, podríamos decir que no es un ser humano, sino una especie de género intermedio. Se establece la mayor parte del tiempo en cualquier lugar, en rincones inexpugnables, como si se escondiera incluso de la luz del día, y si alguien se dispusiera a visitarlo, reptaría hacia su rincón como un caracol, o por lo menos se comportaría en este aspecto de una forma muy parecida al entretenido animal que, al mismo tiempo, es animal y es casa, y que todo le mundo llama tortuga. —Fedor Dostoievski