Toda novedad no es sino un olvido.


En París no fui a la Academia de arte ni aprendí con profesores. La ciudad misma era mi maestra en todo, a cada paso que daba: los comerciantes en el mercado, los mozos de cordel, los porteros de hotel, los campesinos, los obreros. La rodeaba algo de esa sorprendente atmosfera de libertad ilustrada («lumière-liberté») que yo no había hallado en ningún otro lugar. —Marc Chagall