Toda novedad no es sino un olvido.


Acababa de descubrir que en el difunto escultor había existido el artista desde el bosquejo y que el académico había intervenido siempre para destruir al artista, tras olvidar las primeras impresiones, el primer sentimiento, y recordar sólo los dogmas impersonales: los prejuicios del arte. —Italo Svevo